Artículo realizado por Sol publicado originalmente en su blog «Marsupina, Mamá Cangura» y reproducido aquí con el permiso de su autora.
El otro día, en la charla que compartí con las Doulas de Rosario (Argentina), una futura mamá me preguntó por el calor del verano y el uso de portabebés.
Donde vivo, en verano, realmente el calor es muy suave, completamente tolerable, con aire fresco aunque haga mucho sol, pero, en Rosario, al igual que en muchos otros sitios, el calor es importante y, junto con el porcentaje de humedad y/o la falta de brisa, hace que se sienta mucho y que se sude más.
Recuerdo la primera vez que estuve en el verano rosarino con mi pequeña de 3 meses y medio, había venido con un fular de algodón (un Indio) y una bandolera de algodón finita, especialmente pensada para el calor de la ciudad.
Sinceramente el fular se sentía como una manta abrasadora, sólo pude utilizarlo los días frescos o dentro de casa con el aire acondicionado, el resto de días, y en especial para paseos más largos por la calle, nuestra mejor aliada fue la bandolera. Creo que, con bebés pequeños que no pesan demasiado aún, para días agobiantes de calor, una bandolera de algodón, fina, (o un Tonga, en según qué momentos y circunstancias) es la opción ideal.
Pero la principal pregunta que surge es: ¿No pasará más calor el bebé en el portabebés? ¿No es mejor para los días de tanto calor llevarlo en un capazo o cochecito?
Pues no creo que sea tan así… Es verdad que el “cuerpo con cuerpo” genera mucho calor, pero, el plástico que conforma las sillas y capazos, por más “ventanitas” de respiración que tengan, dan muchísimo calor también…
Si tienes un bebé y lo has llevado en el “huevito” o el capazo un día de calor (incluso en la silla de seguridad del coche si no váis con suficiente aire (o a veces aún así) ) al levantarlo seguro que habrás notado que tiene la espalda empapada. Seguir leyendo
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