¿Cómo llegué a ser mamá canguro?, por Patricia B.: «nunca es tarde si la dicha es buena»

patriPatricia B., Granada.

Mi hija es adoptada, la conocimos cuando tenía 2 mesecitos y, antes de que pudiese traérmela a casa, la estuvimos visitando todos los fines de semana durante otros 2 meses. El tiempo que pasaba con ella lo tenía que aprovechar al máximo y la tenía todo el tiempo que podía en brazos, acurrucadita contra mí, aspirando su olor y grabándomelo en la memoria, porque sabía que iba a tener que pasar otra semana hasta que pudiese volver a verla y no sabía cuánto tiempo hasta que me dejasen llevármela del todo. Así que cuando llegó ese maravilloso día no podía despegarme de ella, ¡tenía tanto tiempo perdido que recuperar!, y la tenía siempre en brazos, pese al típico comentario de «se va a mal-acostumbrar». Seguir leyendo

¿Cómo llegué a ser mamá canguro? Por Martha: «me lleve una sorpresa maravillosa; a mí hijo le encanta»

marthacolombiaMartha M., Bogotá (Colombia)

Meses después del nacimiento de nuestro bebé, empezamos a buscar un cargador para llevarlo con nosotros a todos lados, ya que vivimos en el último piso del edifico, y algo retirados de nuestras familias. Tampoco deseábamos comprar carrito, ni coche, ni nada que fuera tan grande y tan pesado, porque era complicado transportarlo.

Buscamos varias opciones y, desconociendo totalmente el mundo de los portabebés de tela, terminamos escogiendo una mochila comercial.

Ésta terminó arrumada en el olvido, ya que la mayoría del tiempo en que llevábamos a nuestro hijo en está mochila sentíamos que algo no estaba bien, y, claro, nuestro hijo no se sentía cómodo ahí, porque lastimaba su piernita, por lo que siempre terminaba en nuestros brazos, el único sitio que lo hacían sentir feliz, calientito, cómodo y muy a gusto. Seguir leyendo

¿Cómo llegué a ser Mamá Canguro? Por Luisina: «la displasia de cadera de mi hija me introdujo en el mundo de los portabebés»

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Luisina, Rosario (Argentina)
La verdad es que la crianza de mi hija la manejé, desde el primer momento, de un modo intuitivo. Si bien me había informado mucho acerca de la crianza natural y había leído varios libros al respecto, al momento de tener a mi hija en brazos hice lo que me salió, sin hacerle caso a ninguna receta, y la verdad es que hasta ahora no nos ha ido nada mal.

A los seis meses y medio le detectaron displasia de caderas… y le colocaron un «arnés de Pavlik», la verdad es que fue un shock tremendo porque mi beba ya se sentaba y, una vez colocado el arnés, ya no pudo hacerlo. Seguir leyendo